¡DALE CHILENITO, DALE ...!Así titulaba la revista Estadio del 7 de junio de 1952, el comentario de Raúl Hernán Leppe, corresponsal de "Estadio" en Buenos Aires, con motivo de la brillante actuación de Rufino Bernedo en el Mundial de Básquetbol realizado ese año en Argentina. El texto dice:
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"Buenos Aires, especial.- "Dale, chilenito, dale!" "¡Lindo, pibe!..." Cada noche que ha jugado Chile, el grito ha sido coreado por la multitud que se apretuja nerviosa y expectante en el Luna Park. Noches de fiesta hermosa, de brillo y emoción. Con los cracks más famosos, la flor y nata del básquetbol del mundo entero. Y entre todos ellos, su figura pequeña de físico, pero grande en calidad, coraje y enjundia, ha sobresalido con relieves nítidos. Ha brillado con luz propia bajo las luces multicolores y consagratorias del famoso escenario del deporte porteño. ¡"Dale, chilenito!..." "¡Lindo pibe...!" "¡Sos grande, petizo!..."
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"Frases elocuentes, gritos que trasuntan la admiración popular que ha suscitado la actuación de Rufino Bernedo en este primer campeonato mundial de básquetbol. Cuando llegue el momento de los balances, de un análisis total del torneo, su nombre tendrá lógicamente que incluirse en la nómina de los mejores, de los que aportaron brillo, calidad y emoción a la gran competencia del deporte basquetbolero. Allí, entre los astros del torneo, tendrá que estar el nombre del pequeño gran jugador de Chile. Sin dar ni pedir preferencias, pero entre los mejores. Por derecho propio. Ganado legítimamente en la cancha, en noches inolvidables, en el tablado del Luna Park. Y si de hacer un ranking de popularidad y simpatía se trata, entonces no podrá haber duda alguna: Rufino Bernedo primero. Sin discusión. Ese título no lo comparte con nadie. Es suyo, absolutamente suyo. Se lo ha adjudicado la afición entera."
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..."El joven player de Temuco ha jugado, en verdad, con la prestancia y calidad propias de un crack. Como saben hacerlo los buenos, sin vuelta. Especialmente en los momentos críticos, cuando alguna vistoria ha estado en peligro, cuando había que sobreponerse a circiunstancias adversas, es cuando más y mejor ha destacado y se ha hecho más grande la figura pequeña y escurridiza del extraordinario alero chileno".
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"Hábil y sagaz, de maniobras ágiles y certeras, con velocidad de rayo para irse hacia el cesto, felino en el salto, haciendo derroche de coraje y voluntad, uno no acierta a veces a explicarse cómo consigue pelear y ganar rebotes frente a adversarios fornidos, que lo miraban hacia abajo. Y más de una vez _ muchas veces _ un yanqui, un yugoslavo, un español o un francés se quedó con un palmo de narices, sin atinar a hallar una explicación razonable ante la aparición fantasmal de ese pequeñlo jugador, que, como por arte de magia, se le iba hacia el cesto para marcar dobles de factura perfecta. Sin tocar el tablero, haciendo pasar la pelota limpiecita, suavemente, como diciendo: "Ven, señores. Si es fácil. Ahora, si me lo permiten, le voy a poner la firma : Rufino Bernedo, chileno, para lo que gusten mandar..."
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"Pasará el tiempo. Correrá mucha agua bajo los puentes. Pero el público argentino no podrá olvidar así como así a este pequeño gran jugador chileno. Consagrado sensacionalmente en un torneo de la magnitud de este primer campeonato mundial de básquetbol, y en medio de una constelación de astros auténticos. Exponiendo las armas clásicas del deporte chileno: corazón y garra. Y, como de llapa, su clase y calidadestupendas. Su fibra de campeón."
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"¡Dale, chilenito!..." "¡Lindo, pibe!..." "¡Grande, grande, chico!..." Voces populares que lo dicen todo. Que son el espaldarazo mismo de una consagración rotunda y magnífica. Con sabor a gloria."
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Así de grande fue nuestro querido Rufino. Vale la pena leer estos párrafos y creo que tantos elogios merecen los comentarios de nuestros lectores.